Calentamiento

Las cosas no pasan solas, alguien tiene que hacer que pasen. Hoy ese alguien soy yo.

Cuando entrenaba en la pista de atletismo, una de las cosas que me sorprendió al principio es el tiempo que le dedicábamos a hacer el calentamiento. Como 30 minutos calentando y estirando, para entrenar una o dos horas más, para correr una carrera de 45 minutos.

Me pregunto por qué no hago lo mismo en la vida. Por qué espero que las cosas me salgan como una bala, como quien tira del gatillo de un revólver que se dispara instantáneamente en el momento en que el martillo impacta el cartucho.

Me gusta ir al trabajo caminando porque es como un calentamiento. Caminar activa el cuerpo y la mente, no voy al trabajo a despertarme, ya lo hice, ya llego preparado emocionalmente para lo que sea que tenga que hacer.

No suelo calentar cuando tengo que escribir o tener una sesión de coaching. Principalmente porque no sabía cómo. Entraba en frío, sin miedo a desgarrarme como muchas veces me pasa. Errores de novato.

Si soy muy partidario de calentar antes de tener sexo, no solo las manos, también el cuerpo y los sentidos. A veces creo que disfruto más el calentamiento que el acto mismo; la anticipación, la tensión, las ganas. ¿Hay algo más humano que hacer que una persona se sienta deseada?

¿No es la previa antes de ir a un baile otra cosa que un calentamiento? Concepto que abandoné por completo cuando dejé de tomar alcohol y que ahora entiendo la importancia que tiene. Ir a un baile sobrio sin previa es como si Gregorio, después de darse cuenta que es un insecto enorme, en vez de ir a trabajar decidiera enfilar derechito para el baile. Es duro, lo he vivido. Quizá por eso la gente toma tanto, porque no toleran ser cucarachas entre tantas mariposas.

Cuando no hay ganas se nota. En el sexo, en el baile, escribiendo, entrenando, o en cualquier otro dominio de la vida. Cuando no estamos cien por ciento en esto, acá y ahora, se nota, se siente.

El calentamiento te saca de donde estabas y te pone en el lugar en el que tenés que estar.

Es el momento más valioso del proceso, es el momento en el que se rompe la barrera de la resistencia y las excusas, y se despierta el creador.

El calentamiento es un portal hacia el plano creativo.