El arte se parece a la paleontología.
No creamos nada nuevo, más bien descubrimos lo que ya existe, el fósil está ahí, el desafío es saber dónde buscar y cómo extraerlo.
Podemos estar días o años excavando tierra y sacando rocas sin encontrar nada valioso, un día nos tropezamos con un fémur en el lugar menos pensado, así es el oficio.
En el fondo, ambas son idealistas, no importa lo completo que esté el esqueleto, eso no es un dinosaurio.
El T-Rex camina, respira y vive solo en nuestras cabezas, la obra también.
Cuando le damos vida no es más que un esqueleto, una parte de lo que imaginamos, la mejor aproximación.