Tengo que admitir que me deje vencer por el miedo. Miedo a la incomodidad, a no saber que hacer, a no tener todo resuelto de antemano. Miedo a tener que hacer un esfuerzo otra vez para lograr algo que ya he logrado antes, pero que no parece volverse más fácil. Sigue siendo un ejercicio de perseverancia y determinación. Soy libre de abandonar en cualquier momento, pero por alguna razón no lo hago. Donde hay un desafío siempre hay algo que aprender.
Ahora camino entre la niebla. Veo algo al otro lado y me entusiasma, es lo que me motiva a seguir adelante, pero también reconozco que me cuesta. Me canso, me canso de mí mismo, me canso de mis patrones negativos. Se que no soy eso, se que soy pulsión de vida.
Renunciar no es una opción.
Empiezo a ver que el tiempo que le doy a las cosas no es en vano. Empiezo a ver que ser quien soy también tiene sus ventajas. No soy lento; soy detallista, soy cuidadoso, soy comprometido con lo que hago. Lo que más me frena es dudar y cuestionarme. La acción, cualquiera sea, es impulso y movimiento en la dirección correcta, en la dirección del aprendizaje y el autoconocimiento.
¿Qué es lo mejor para mi ahora? ¿Qué aprendo dudando? ¿Qué aprendo equivocándome?