Introducción a la opinología

Opinar bien

Las buenas opiniones son constructivas, aportan valor, claridad, una perspectiva diferente y son positivas tanto en la intención como en la forma.

El consejo ideal es sincero, tiene el permiso del destinatario y se enfoca únicamente en sus intereses.

Aunque puede suceder, rara vez un consejo inesperado es efectivo, se recomienda discreción.

Opinar mal

Una opinión no es un plan de acción ni un conjunto de instrucciones, es un punto de vista.

Ningún consejo debe surgir de una frustración personal, ni tener como objetivo cambiar algo.

El mal consejero opina por su propio bien, proyecta, espera un resultado y no entiende la diferencia entre ayudar y desahogarse.

El único propósito digno que puede tener una opinión es regalar una herramienta.

Una opinión que no es sincera es inutil y hasta puede ser contraproducente. Si prefiere no opinar comuniquelo, evite comentarios genéricos complacientes.

Conclusión

El falso positivismo es tan nocivo como la negatividad egoísta.

La opinión constructiva se encuentra en el punto medio entre esos dos polos.