La duda es la serpiente en el jardín del Edén. Cuando el propósito pierde fuerza y el miedo nubla la vista.
La duda merodea fuera de la zona de confort. Es una prueba de compromiso. Es un conflicto interno entre dos personalidades opuestas, una necesita crear, la otra quiere rendirse.
Renunciar es una posibilidad pero suele ser el camino fácil.
Donde hay un desafío emocional siempre hay algo importante que aprender. Si no tuvieran nada que enseñarnos no serían desafíos, serían molestias. Las molestias se resuelven, los desafíos se viven, se atraviesan, son una puerta a otra identidad. Una identidad más fuerte, más sabia, más centrada.
Dudamos porque sentimos. Dudamos porque arriesgamos.
El riesgo es un precio bajo para quien ama la libertad.