El trabajo personal te muestra cosas que antes no veías. La consciencia es eso, la capacidad de ver, de ver más detalles, de reconocer figuras, de encontrar diferencias y similitudes, de iluminar rincones oscuros. Es un mapa más preciso, nuevas herramientas, una lente más limpia.
Cada nueva distinción abre la puerta a un mundo de posibilidades. Esas nuevas posibilidades requieren práctica y entrenamiento para transformarse en nuestra nueva realidad. Antes de incorporarlas, necesitamos entender cómo funcionan, para qué sirven, hasta dónde pueden llevarnos y qué trampas evitar.
¿Cuáles son tus límites? ¿Quién los dibuja?
¿Qué ves ahora que antes no veías? ¿Cuáles son las nuevas posibilidades?
¿Qué libertades no estás aprovechando? ¿Qué te detiene?
Cuando expandimos la consciencia estamos cambiando nuestra esencia. Lo que la consciencia ve una vez no puede ser olvidado. Los cambios interiores nos invitan a reconfigurarnos, a reinventarnos, a reconsiderar, a seguir evolucionando.
Cuando cambiamos de verdad cambia el mundo que nos rodea.