Pulsión de vida
  1. Gratitud y generosidad
    Las bases de la felicidad. Fuimos creados para crear. Agradecer lo que recibimos del universo y de las personas que nos rodean es agradecer la vida misma, porque la vida es eso, una corriente de amor y energía. La generosidad es la realización de ese don divino, el don del arte y la creatividad.
  2. Mente, cuerpo y alma
    La salud es sinónimo de vida. Los tres cuerpos necesitan nutrientes y entrenamiento para funcionar al máximo de su capacidad. Vivimos en tres dimensiones. Vivir es cuidarse, quererse y moverse. Lo que no se mueve se deteriora, lo que se ejercita se fortalece. El poder, en el mejor sentido de la palabra, es decir, la capacidad de hacer, es el resultado de un estilo de vida sano.
  3. Placer
    Correr, bailar, cantar, sentarse a escuchar música, tomar sol, estar afuera, inspirarse en un paisaje, una obra de arte o una mirada, reír, abrazar, permitirse sentir, soñar. El placer es la fuerza que no invita a honrar la vida. Negarlo es un error, sin la búsqueda del placer no estaríamos hoy acá. No hay mejor muestra de amor propio que permitirse un pequeño placer cada día, una reconexión con uno mismo.
  4. Dolor
    Es una señal de alerta pero también es un obstáculo. Una prueba de resistencia. La tolerancia al dolor es una de las capacidades más valiosas. El aprendizaje, los objetivos, el crecimiento, la felicidad, el amor y la paz están muchas veces al otro lado de un muro de dolor. Dolor no es daño, pero sin dolor no hay progreso.
  5. Ecosistema
    Lo que hay afuera es un reflejo de lo que hay adentro. Tu mente crea tu mundo a imagen y semejanza, manifiesta lo que siente y lo que piensa. Somos el manantial que alimenta un jardín. Cuando el agua fluye limpia el jardín se ve verde y colorido. ¿Qué cambios necesita tu entorno? ¿Hacia dónde te impulsa la vida?

Esta es mi interpretación sobre el concepto de pulsión de vida, que fue popularizado por Sigmund Freud.