Exigirse de más es una de las tantas excusas del perfeccionismo, que es sinónimo de autobloqueo.
Queremos saltear todo el trabajo y pasar al resultado, sobre todo a un gran resultado, pero no estamos preparados.
Para lograr ese salto es necesaria una transformación que se llama proceso.
Cuando llega el momento, después de tiempo y práctica, ya no es necesario saltar.
Lo único que hay que hacer es dar un paso más y seguir caminando.
«una vida creativa se basa en muchos y muy pequeños pasos y en muy, muy pocos saltos. Más que dar un aterrador pasito de bebé hacia nuestros sueños, nos apresuramos hasta el borde del precipicio y nos quedamos ahí, graznando, diciendo “No puedo saltar. No puedo. No puedo...”. Nadie te está pidiendo que saltes»