Carta a mi editor

Acto 1 - El escritorio

Son la 1:45 de la mañana. Preparo un té y me siento a escribir. En mis auriculares suena una música tan relajante que haría dormir a una pantera.

Estoy en movimiento y la página ya no está en blanco.

Si pienso pierdo. Acepto el desafío.

Acto 2 - La agonía

Me cuesta escribir pero no porque sea difícil. Es difícil escribir rápido y bien, y lograrlo en el primer intento.

Escribir es tan fácil como mandar un mensaje a un amigo. El mensaje es lo importante, todo lo demás es secundario.

La belleza, la forma, el estilo y todas esas cosas lindas del arte no son problema mio, son problema del editor. Mi trabajo es entregar el borrador en tiempo y forma, y que me quede tiempo para vivir…

Acto 3 - La carta

Querido editor,

Estoy cansado de tus interrupciones continuas y tus comentarios desalentadores, no puedo escribir tranquilo si me estas fastidiando todo el tiempo.

Soy el que hace el trabajo duro, el que da vida a las ideas y el que se juega el nombre. Agradezco tu visión pero no puedo seguir así, a partir de ahora vamos a tener que trabajar separados.

Necesito más espacio, independencia, un momento sagrado en donde pueda cometer errores, hacer y deshacer lo que quiera, caminar en círculos, experimentar, intentar algo nuevo.

Te pido paciencia y que respetes mi proceso, a cambio me comprometo a hacer lo mismo y a enviarte el borrador tan limpio como pueda.

Podemos lograr grandes cosas juntos, tenemos que funcionar como equipo.

💬 ¿Qué carta necesitás escribirte?

Lo bueno, lo malo y lo feo

El cambio es inevitable, es parte de la vida. Algunas veces lo buscamos y otras nos encuentra.

En cualquiera de los casos hay al menos tres cosas que podríamos tener en cuenta:

El oasis en el horizonte

Bueno es todo lo que nos hace felices y nos impulsa a ser mejores personas; el amor , el propósito, el potencial, las oportunidades, la experiencia, el conocimiento, el desarrollo, el progreso.

El peso de la cruz

Lo malo es lo que crea resistencia; la incomodidad, la incertidumbre, la frustración, el miedo, el dolor, las ganas de renunciar y los obstáculos.

El veneno

Lo feo hace daño; la ira, el odio, la angustia, el sufrimiento, la actitud de víctima, la negación, la parálisis.

«La crisis consiste precisamente en que lo viejo está muriendo y lo nuevo no puede nacer».

—Antonio Gramsci

En cualquier proceso de cambio es importante reconocer y valorar lo bueno. Es lo que nos sostiene, lo que queda después de cerrar cualquier etapa y lo que nos motiva a levantarnos y volver a empezar.

Lo malo es inevitable, para cada recompensa hay un trabajo por delante, un camino que recorrer, físico, mental y espiritual. Aprender a convivir con las dificultades nos fortalece y amplía el mapa de lo posible.

Lo feo es lo único que podemos y debemos eliminar. A diferencia de lo bueno y lo malo, esta energía no se recupera ni se transforma, solo nubla la visión y nos impide ver la crisis como lo que es, una lección de vida, la oportunidad de dar un salto adelante.

No estoy siendo sincero

Cuando hablamos de sinceridad seguramente pensamos en ser honestos y decir la verdad, no mentir ni engañar. Desde niños se nos enseña a no herir los sentimientos de los demás y a ser buenas personas.

Y aunque sin duda estos valores son importantes y son esenciales para construir buenas relaciones, hoy me gustaría hablar sobre otro tipo de sinceridad, la sinceridad con uno mismo.

Aprendiendo a dejar fluir mi creatividad, entendí que es imposible alcanzar mi potencial artístico fingiendo ser alguien que no soy.

Mi aporte no es hacer más de lo mismo, es traer algo nuevo y auténtico. Potenciar la combinación única de virtudes, intereses y características que me hacen ser quien soy.

Para dar lo mejor de mí, tengo que ser el mejor yo posible.

Ser sinceros es honrar lo que somos. Es más que una forma de comunicarnos, es también lo que hacemos y cómo decidimos vivir:

¿Qué siento realmente? ¿Qué quiero realmente?

¿Cómo estoy siendo hoy? ¿Cómo quiero ser?

¿Qué quiero dar? ¿Qué quiero soltar?

¿Cómo es mi verdadero yo cuando dejo que sea libre?

La sinceridad es la luz que nos muestra el camino, un espejo de nuestra identidad.

«La sinceridad no sólo completa el yo; es el medio por el cual todas las cosas se completan».

—Yamamoto Tsunetomo
Galeano fue un gran blogger

Estoy leyendo Los hijos de los días. No pudo llegar en mejor momento.

Galeano fue un gran blogger antes de que existiera internet.

Periodista de la vida que escribía como hablaba. Iba tomando nota por los bares y por el mundo.

En sus blogs de papel, el link es lo que queda afuera, y lo que menciona al pasar.

No fue elitista de palabras ni de ideas. Hablaba de lo que sabía, fue auténtico y documentó muy bien su viaje.

Militante de la lucha contra la inflación palabraria. Admiro mucho su capacidad para dejar de escribir:

Enero 29
Callando digo

Hoy nació Anton Chejov, en 1860.
Escribió como diciendo nada.
Y dijo todo.
Viejo Nuevo Mundo

Me entusiasman los descubrimientos, me atrae lo desconocido. Mi curiosidad se esconde en las sombras de la ignorancia.

Aprender es lanzarme a la exploración de nuevos territorios, desembarcar en costas enemigas, pelear otra batalla contra la incomodidad.

El mundo ya estaba acá, pero vuelvo a descubrirlo.

Ellos miran las estrellas, buscando a Dios, pero el cielo es tan inescrutable como esta mar jamás navegada. Escuchan que ruge la mar, la mare, madre mar, ronca voz que contesta al viento frases de condenación eterna, tambores del misterio resonando desde las profundidades: se persignan y quieren rezar y balbucean: «Esta noche nos caemos del mundo, esta noche nos caemos del mundo».

Memoria del Fuego, Los Nacimientos

En el tomo 1 de esta obra impresionante, Galeano cuenta la historia de América, desde la creación hasta el año 1700.

Cerca del principio aparece esta ilustración, y captura en tres palabras lo que muchas veces siento; sobre la vida, sobre el aprendizaje.

En el acto heróico de descubrir nuevas tierras, también está la inocencia de creer ser el primero. Colón no descubrió América, pero entiendo lo que pudo haber sentido.

Quizá lo mismo que siento yo cuando vuelvo a ser novato, cuando salgo al mar a navegar en una balsa, o cuando enfrento monstruos gigantes que me observan en la noche.

Memoria del Fuego, Los Nacimientos
Afuera llueve

Afuera llueve, adentro estoy en paz. Entra olor a humedad por la ventana. La calle es un mar calmo y los autos son las olas.

Me levante triste, sin ganas de nada. Antes de desayunar miré para afuera y había un hombre limpiando el contenedor de basura.

¿Por qué sigo siendo tan desagradecido? ¿Qué necesito? ¿Qué es lo que todavía no veo?

Soy libre, pero me quedo acá parado. Estoy cansado de mentir, y de regalar sonrisas falsas.

Sueño con tirarme al sol a mirar los pajaritos, quizás llevar un libro y quedarme toda la tarde.

Se que esta angustia no es mía, es robada. ¿Por qué mejor no la devuelvo?

¿Por qué no agarro el lápiz y voy a dar una vuelta por el prado?

Afuera llueve, adentro sale el sol.

Afuera llueve, ya me siento mejor.

La Uruguaya

El fin de semana vi La Uruguaya, es sobre un escritor en plena crisis existencial que viaja a la “mítica capital de Uruguay” a encontrarse con una admiradora.

Es divertida, tiene el toque justo de romanticismo y algunas menciones interesantes sobre el oficio de escribir. Además los personajes tienen algo que estoy necesitando últimamente para mejorar mi escritura, escuchar y leer gente como yo, que piense en el mismo idioma, español del río de la plata.

Me encantó esta frase que dice Enzo el personaje de Gustavo Garzón hablando de los libros:

«Como dijo el gran maestro Oliverio Girondo:  Se pulen como diamantes y se venden como salchichón».

Investigando sobre Pedro Mairal, autor de la novela en la que está basada la película, encontré varias cosas interesantes. Además de novelas escribe no ficción, cuentos y poesía.

Hasta sus tweets son muy buenos,

Lo que mas disfruté fue esta excelente entrevista. Habló de cosas muy interesantes sobre el oficio de escribir, la historia de los blogs, conceptos sobre creatividad, literatura, música, etc. Muchas ideas geniales que agrego a mi caja de herramientas.

Siempre es interesante ver a mi país desde otra mirada y saber que piensan las personas que no están acá todos los días. Comentando la idea que tienen los argentinos de Uruguay, dice que “es como si fuera un portal hacia otra dimensión donde bajamos la guardia y todos son buenos y más amables”.

También mencionó unos poemas de Borges dedicados a Montevideo:

Montevideo

Resbalo por tu tarde como el cansancio por la piedad de un declive.
La noche nueva es como un ala sobre tus azoteas.
Eres el Buenos Aires que tuvimos, el que en los años se alejó quietamente.
Eres nuestra y fiestera, como la estrella que duplican las aguas.
Puerta falsa en el tiempo, tus calles miran al pasado más leve.
Claror de donde la mañana nos llega, sobre las dulces aguas turbias.
Antes de iluminar mi celosía tu bajo sol bienaventura tus quintas.
Ciudad que se oye como un verso.
Calles con luz de patio.

—Jorge Luis Borges
La plasticidad del tiempo

El tiempo vuela cuando nos divertimos, cuanto más rápido vamos menos tiempo tenemos. Cuando estamos apurados el tiempo parece apurarse con nosotros, como si nos estuviera persiguiendo.

Cuando nos aburrimos el tiempo desacelera, se vuelve hipnótico, perezoso. Y miramos el reloj y más lento pasan los segundos, cada click demora más que el anterior.

—Se me hizo eterno— decimos cuando ya no queríamos seguir en ese lugar.

Entonces:

¿No dura más la vida si el tiempo va más lento?

¿No será que necesitamos aburrirnos un poco?

¿Qué hay en la quietud que tanto nos incomoda? ¿Nuestros pensamientos? ¿Nuestros miedos?

¿Por qué adelantar el futuro sabiendo que no podemos volver al pasado?

El tiempo es relativo, cuanto más rápido vivimos más corta es la vida.

El que corre llega antes. Cuando la vida es una carrera la única meta es la tumba. Yo espero llegar último, no quiero ganarle a nadie.

La felicidad no es un trofeo

Solemos poner la felicidad al otro lado de algo que todavía no tenemos, o algo que todavía no somos.

Seré feliz cuando compre esto, o logre aquello, o sea de determinada manera.

Estuve mucho tiempo corriendo en esa rueda de hámster, lograba objetivos que me proponía pero nada era suficiente. Lo que me faltaba siempre pesaba más que lo que tenía, nunca estaba conforme con lo que era ni con lo que había logrado. Vivía en el futuro, despreciaba el presente y quizás aún más el pasado.

Un día me di cuenta que no podía seguir así, si quería ser feliz, tenía que empezar a reconocerme el esfuerzo. Si algo no cambiaba, estaba condenado a vivir frustrado. Entendí que valorar quién soy no me impide aspirar a lo que puedo ser y que la causa de mi infelicidad era resultado de una actitud equivocada.

Disfrutar el viaje es tan importante como sentarse a descansar y contemplar la vista cuando llegamos a un destino. Los logros duran un instante, los procesos toda la vida.

No tiene nada de malo fijar metas, alcanzar sueños o desarrollar nuestro potencial. Pero una cosa es no conformarse, y otra es nunca estar conforme.

Seguimos postergando la felicidad cuando sentimos no merecerla, agregamos un obstáculo nuevo, y así, la felicidad parece seguir escapando y permanece indefinidamente fuera del alcance de la mano, o somos felices un instante hasta que vuelve el diálogo interno que dice que no es suficiente, que todavía no somos dignos de merecerla.

Propongo que la felicidad no es un premio, no es algo que tengamos que ganarnos. No tenemos que hacer nada, ni demostrarle nada a nadie para merecer ser felices, ni siquiera a nosotros mismos. Alcanza con dar lo mejor, aunque a veces no sea mucho.

Fluir con la vida

Quizás tengo que entregarme a mi propio ritmo, optimizar más en función de quién soy, y aprender a soltar lo que debería ser y no fue. Llevar una mochila más liviana.

Ser consciente y responsable no significa ser una máquina, puedo adaptarme y ejercer mi capacidad humana de ser flexible.

La vida tiene límites. Cómo decido vivir dentro de esos límites es lo que hace la diferencia. La mayor parte del tiempo, va a ser más fácil cambiar que esperar que las cosas cambien.

Lo que niego no existe, no puedo cambiar lo que no existe. El primer paso es ver las cosas como son, reconocer quien soy en realidad y donde estoy parado hoy.

Fluir con la realidad es la mejor forma de entender cómo funciona. Soy ella y ella es yo, si me entiendo la entiendo, para transformarla me transformo.

«La única manera de encontrarle sentido al cambio es sumergirse en él, moverse con él y unirse al baile».

—Alan Watts