1000 bloques LEGO pesan lo mismo que un ladrillo.
¿Qué acciones mueven la aguja en la balanza de tu progreso?
1000 bloques LEGO pesan lo mismo que un ladrillo.
¿Qué acciones mueven la aguja en la balanza de tu progreso?
Cerrá el libro, cambiá de opinión, renunciá a tu trabajo, dejá ir a esa persona. Abandoná el proyecto, o el país, o esa identidad obsoleta.
Para soltar hay que creer. Hay que creer en nuevas posibilidades aunque todavía no las veas.
Aprender a soltar es aprender a hacer espacio.
Hacer espacio también es un acto creativo.
Las cosas se hacen o no se hacen. La inacción no es otra cosa que una acción distinta a la que se está considerando. Yo ahora estoy escribiendo, tomando un café y respirando. No estoy nadando, no estoy cosechando zanahorias y no estoy mirando televisión.
¿Pero entonces, qué es intentarlo?
A menudo, cuando hablamos de intentos, podemos estar hablando de alguna de estas tres opciones:
Una vez más entran en juego las expectativas y la diferencia entre acción y resultados. Decidimos qué hacer, pero no sabemos con exactitud cuáles van a ser los resultados de esas acciones.
«Hacer o no hacer, no existe intentarlo».
—Yoda
Segunda y última semana de jornadas laborales de 14 horas.
Soy muy avaro con mi energía. Hay tantas cosas que quiero hacer. Perder el tiempo siempre fue uno de mis mayores miedos, es bueno enfrentarlos. Agarré la serpiente con la mano y dejé que me mordiera, no pasó nada, no fue tan grave, sobreviví. Confirmé, pero está vez en la práctica, que esta vida no es para mi. Prefiero darme la frente contra la pared cuestionando la existencia, que ser una máquina que solo vive trabajando. Cuanto más nos miramos al espejo más lindos somos. No nací para ser una pieza más en una fábrica. Soy más humano que nunca, es mi única bandera.
Aprendí que la mente se cansa mucho antes que el cuerpo, que hacer las cosas “mal” puede ser mejor que no hacer nada, y que (casi) cualquier objetivo es mejor que no tener objetivos.
¿Qué miedos tendrías si supieras que estás soñando?
La vida es un juego, el objetivo es aprender a divertirse. Perdedores son quienes creen en la victoria. Todo es mentira dice Manu Chao, para mí son buenas noticias.
Sin darme cuenta, este mes caí en un experimento muy interesante. Aproveché la oportunidad de agarrar más trabajo que lo habitual y ahorrar dinero para un viaje importante que estoy planificando, más adelante te contaré más sobre eso. Estoy trabajando casi todo el día desde las 9 de la mañana hasta las 11 de la noche, y usando el poco tiempo libre que me queda para hacer otras cosas como escribir estas publicaciones, o relajarme un rato mirando autos en YouTube o jugando Counter-Strike. No paro en todo el día y estoy durmiendo menos de 8 horas, cosa que no recomiendo para nada.
Sorprendentemente mi energía se mantiene y mi motivación se disparó. Ocupar cada segundo, en parte se debe a eso, a que estoy motivado y con ganas de hacer otras cosas. Esta nueva rutina es temporal. Pero al menos por ahora, estoy disfrutando no tener tanto tiempo disponible para sentirme perezoso y sobre-analizar.
Creo entender lo que está pasando. Pensar y hacer son las dos caras del aprendizaje. Hacemos, observamos, pensamos, corregimos y volvemos a la acción.
Hay personas que viven el mundo más bien desde la lógica y los conceptos. Otras, tienden a lanzarse a la acción antes de siquiera saber para qué lo están haciendo. En el medio hay todo un espectro.
Mi personalidad y el exceso de tiempo libre no son una buena combinación, sobre todo cuando no involucró el cuerpo de alguna manera. En mi caso suele ser cierto, pienso y luego existo. Es mi modo de funcionamiento por defecto. Puedo caer fácilmente en el problema de parálisis por análisis y olvidar que no todos los problemas se resuelven pensando. Ningún problema se resuelve solo pensando.
Para alcanzar un equilibrio necesito salir de mi cabeza, y estar un rato en el mundo material, moverme, usar el cuerpo, caminar, andar en bici, trabajar, limpiar la casa, o lo que sea que me mantenga ocupado y fuera de pensamientos circulares.
Para otras personas puede ser lo contrario. Puede que necesiten parar, analizar, entender y aclarar el propósito detrás de tanto movimiento. Aprender a dejar de hacer, o hacer menos, o ir más lento, aunque sea por un momento.
Yo necesito hacer más. No puedo evitar pensar, entender la realidad es una de mis pasiones básicas, pero pensar también puede ser agotador.
Dejar de pensar es más productivo de lo que creía.
Nadie quiere el equilibrio pero lo necesitamos. No somos máquinas de producir y no somos cabezas flotantes. Somos un cuerpo, una mente y un alma. La paz interior está en la integración entre lo que hacemos, lo que pensamos y lo que sentimos.
Después de tanto tiempo encerrando miedos en el armario, abro las puertas, prendo la luz y descubro que ahí no había nada.
Estaba probando la barra de búsqueda que agregué al archivo. Ahora, además de encontrar las publicaciones ordenadas por fecha, también podés buscar palabras clave y leer sobre los temas que más te interesan.
Hace tiempo que quería implementar esta función, quizá desde que tengo el blog. Probé varias palabras; tecnología, desarrollo personal, libros, escritura, creatividad, arte…
Entonces encontré una publicación que escribí hace un tiempo y que, según recuerdo, era una ridiculez, me daba un poco de vergüenza solo pensarlo. Me ganó la curiosidad y volví a leerla. Esta vez no me pareció tan mal, todavía creo que es una buena idea.
Lo contrario ya me había pasado muchas veces, sentirme decepcionado por el contraste entre la realidad y las expectativas. No estar conforme con lo que hice solo porque no resultó como esperaba. Creo que ya he escrito bastante sobre esto. Ahí te dejo otra palabra para buscar en el archivo: Expectativa. (Guiño)
Un día me pareció espantoso, porque esperaba que fuera brillante. Hoy me parece que está bien, porque esperaba que fuera horrible.
El trabajo es el mismo, cambié yo.
Las cosas no pasan solas, alguien tiene que hacer que pasen. Hoy ese alguien soy yo.
Cuando entrenaba en la pista de atletismo, una de las cosas que me sorprendió al principio es el tiempo que le dedicábamos a hacer el calentamiento. Como 30 minutos calentando y estirando, para entrenar una o dos horas más, para correr una carrera de 45 minutos.
Me pregunto por qué no hago lo mismo en la vida. Por qué espero que las cosas me salgan como una bala, como quien tira del gatillo de un revólver que se dispara instantáneamente en el momento en que el martillo impacta el cartucho.
Me gusta ir al trabajo caminando porque es como un calentamiento. Caminar activa el cuerpo y la mente, no voy al trabajo a despertarme, ya lo hice, ya llego preparado emocionalmente para lo que sea que tenga que hacer.
No suelo calentar cuando tengo que escribir o tener una sesión de coaching. Principalmente porque no sabía cómo. Entraba en frío, sin miedo a desgarrarme como muchas veces me pasa. Errores de novato.
Si soy muy partidario de calentar antes de tener sexo, no solo las manos, también el cuerpo y los sentidos. A veces creo que disfruto más el calentamiento que el acto mismo; la anticipación, la tensión, las ganas. ¿Hay algo más humano que hacer que una persona se sienta deseada?
¿No es la previa antes de ir a un baile otra cosa que un calentamiento? Concepto que abandoné por completo cuando dejé de tomar alcohol y que ahora entiendo la importancia que tiene. Ir a un baile sobrio sin previa es como si Gregorio, después de darse cuenta que es un insecto enorme, en vez de ir a trabajar decidiera enfilar derechito para el baile. Es duro, lo he vivido. Quizá por eso la gente toma tanto, porque no toleran ser cucarachas entre tantas mariposas.
Cuando no hay ganas se nota. En el sexo, en el baile, escribiendo, entrenando, o en cualquier otro dominio de la vida. Cuando no estamos cien por ciento en esto, acá y ahora, se nota, se siente.
El calentamiento te saca de donde estabas y te pone en el lugar en el que tenés que estar.
Es el momento más valioso del proceso, es el momento en el que se rompe la barrera de la resistencia y las excusas, y se despierta el creador.
El calentamiento es un portal hacia el plano creativo.
Tengo el agrado de presentar la próxima etapa en la evolución de este proyecto.
Estos son los cambios que se vienen:
Espero que disfrutes el nuevo formato tanto como yo, confío en que más tarde o más temprano va a traer mejores resultados.
Estoy aprendiendo a volar mientras construyo el avión. Gracias por volar conmigo.
Leandro
Un año no es mucho tiempo. Si no cambiamos lo único que hacemos es darle una vuelta más al sol, vuelve el invierno y seguimos como antes. Los árboles pierden las hojas, el día dura menos y volvemos a recaer, volvemos a decaer, de vuelta la melancolía, todo se enfría y hay que volver a nacer.
Un año es mucho tiempo. En un año podés dar vuelta tu vida.