El camino del aficionado

Aprende a promocionar tu trabajo (Show your work) es la continuación de Roba como un artista (Steal like an artist), mi libro favorito de los que leí el año pasado.

Es una guía para aprender a promocionar tu trabajo, compartir tu creatividad y conectarte con las personas que comparten los mismos intereses.

Lo que me gusta de Austin Kleon y de su estilo, es la importancia que le quita al arte, en el buen sentido, hace que se sienta menos inalcanzable y más como un juego, como algo divertido que cualquiera puede hacer.

Es el mejor profesor de arte que he tenido, el que me motivó a intentarlo y a creer que yo también puedo, por lo menos ser más creativo. Creo que un buen maestro o maestra es la que logra movilizar al estudiante.

No existiría este blog si no fuese por Steal like an artist y si bien lo que hago es resultado de una suma de motivaciones, ese libro fue sin duda el empujón final que necesitaba.

En Show your work aprendí que todos tenemos algo que enseñar y algo que aprender, compartir el proceso que te llevo al producto final es la mejor forma de mostrar el valor de tu trabajo, especialmente cuando todavía no hay producto final.

«Eso es todo lo que somos: aficionados. No vivimos lo suficiente para ser otra cosa».
—Charles Chaplin
Libros y movimiento

La gracia de la teoría es darle una utilidad en el mundo real, como cualquier otra herramienta.

Es por eso que me encanta aprender, porque veo las ideas y los conceptos como trucos que puedo incorporar a mi repertorio.

Al igual que un mago, cuanto más trucos sepa, mejor va a ser el show que pueda producir y más divertida será la magia, para mi y para el público.

El mundo físico y el de las ideas se retroalimentan constantemente.

Los libros producen una reacción química, liberan energía, generan movimiento:

  • Ya sea impulsarme a intentar algo completamente nuevo.
  • Ayudarme a mejorar un aspecto de mi vida.
  • O incorporar una idea nueva, que aunque no me mueva inmediatamente, cambia la forma en la que veo la realidad.

Pensar diferente, más tarde o más temprano es actuar diferente.

¿Es posible ver más y seguir viviendo de la misma manera? ¿Es la misma vida si la vivo diferente? ¿Pensar no es una acción? ¿Actuar no es primero una idea?

Nunca va a ser fácil

Algunas cosas nunca van a ser fáciles, es normal.

Es normal que te cueste, no hay ningún truco secreto que tengas que aprender ni misterios ocultos que conspiran en tu contra.

No es tu genética, ni tu estrategia, ni tus conocimientos, ni tus recursos…

Es tu voluntad, la voluntad de ser capaz.

Puede que con el tiempo aprendas a disfrutarlo o a convivir con la dificultad, pero nunca va a ser fácil, esperar que así sea es otra excusa para seguir postergando.

En cualquier caso, incluso ante la mayor de las adversidades, solo hay una pregunta que vale la pena responder:

¿Lo voy a hacer o no?

Disciplina

No importa cuanto me cueste, cuanta procrastinación, cuanto dolor o sufrimiento, cuanto dude, cuanta negatividad tenga que escuchar. No importa el resultado; si es mucho, poco, bueno, malo, mediocre, vergonzoso. Si llega a una persona, a todas o a ninguna.

Nada de eso supera la sensación de paz que produce cumplir conmigo mismo.

Ningún obstáculo imaginario ni material fue suficiente para desviarme del camino.

Al menos por hoy, la batalla está ganada.

La disciplina es el ejercicio de la libertad.

Vivir en la zona de genio

El problema del límite superior es una teoría presentada por Gay Hendricks en su libro Tu gran salto (The big leap).

Dice que nuestra capacidad para tolerar la abundancia, el amor o la felicidad tiene un límite, y que una vez superado, nos autosaboteamos para volver al estado habitual.

Habla también de la zona de excelencia, donde a pesar de saber cómo funcionar bien y obtener grandes resultados sin mayor esfuerzo, llega un punto en el que nos sentimos insatisfechos, alimentamos principalmente a los demás pero no a nosotros mismos, no expandimos nuestro límite superior.

«Todos somos genios. Pero si juzgas a un pez por su habilidad para trepar árboles, vivirá toda su vida pensando que es inútil»
—Albert Einstein

Una vez que nos liberamos del problema del límite superior y decidimos salir de la zona de excelencia, nos espera la zona de genio, que Hendricks define como una espiral en la que ascendemos continuamente a medida que expandimos nuestra capacidad de manejar mayor abundancia.

Cuando vivimos en la zona de genio somos agentes libres «listos para responder a las infinitas posibilidades del momento presente» y decimos que sí, únicamente a lo que está alineado con nuestro propósito más alto.

Esta técnica es lo que él llama el No iluminado, consiste en descartar todo lo que va en contra de nuestra zona de genio.

De vez en cuando se me presentan oportunidades que pueden ser favorables en muchos aspectos, pero que entran en conflicto con mi propósito y me alejarían de mi zona de genio.

En estos casos, cosas como el dinero, la aprobación o el confort pueden ser una distracción. Teniendo claro hacia dónde voy, es mucho más fácil decir que no y seguir adelante.

A diferencia de otras decisiones, el No iluminado no surge del miedo, sino del amor al propósito.

En la zona de genio protegemos nuestro potencial y aportamos al mundo lo mejor que tenemos.

Antes de renunciar

Hay motivos válidos para renunciar a un proyecto o a un objetivo, pero muchas veces estos motivos son fantasmas, inventados por la mente para evitar enfrentar el miedo al fracaso, al éxito, o a lo desconocido.

Algunos motivos válidos pueden ser:

  • Falta de motivación o interés.
  • Estar tolerando algún tipo de daño físico o psicológico. Ejemplo, trabajar con productos tóxicos, o en un ambiente en donde predomina la negatividad, no la colaboración.
  • Llegar a un techo, haber aprendido todo lo que se podía.
  • Necesidad de emprender nuevos desafíos.
  • Optar por una oportunidad mejor.

Antes de renunciar, preguntate 10 veces cuál es la verdadera razón.

¿Es un motivo válido real, o es miedo? Que produce razones artificiales, diseñadas para alejarte de eso que te aterra.

Será mucho más fácil encontrar la forma de superarlo, o como mínimo, de aprender a convivir con ese miedo una vez que identifiques cual es.

No es momento de renunciar cuando los motivos son un miedo oculto, es momento de enfrentarlo y aprender. Es una oportunidad de crecimiento personal, un desafío, una prueba.

El miedo superado desaparece, hay un punto de no retorno, un antes y un después.

Y quien supera un miedo, supera dos.

Identidad y sus consecuencias

Nuestra idea de éxito dice mucho de como nos definimos, y como nos definimos es como entendemos nuestra identidad.

Soy y luego actuo.

Cada acción es un voto a favor o en contra de la persona que quiero ser, explica James Clear.

Mejorar empieza por actualizar nuestra identidad, y es importante que esté alineada con nuestros objetivos, a dónde queremos llegar.

Conformarse es tan nocivo como tener una expectativa demasiado alta.

Pero hay un punto justo, en el cual aprendemos, progresamos y el esfuerzo es sostenible en el tiempo.

Por debajo está la zona de confort, donde los sueños y las personas se estancan.

Por encima, la zona de peligro es más de lo que podemos manejar, ningún esfuerzo será suficiente.

En pocas palabras.

  1. Identidad: Decido quien quiero ser.
  2. Éxito: Una barra horizontal, que está a mi alcance, pero que solo llego si pego un salto.
  3. Expectativas: A qué altura está la barra.
Un mundo mejor

¿Cómo sería el mundo si cada persona se dedicara a lo que más le apasiona?

Perfecto no creo, pero sin duda desaparecerían muchos de los problemas que tenemos hoy. Cada interacción sería más agradable, la productividad aumentaría significativamente y el deseo por hacer las cosas mejor sería moneda corriente.

Steven Pressfield al comienzo de La guerra del arte:

«Si mañana por azares del destino, todas y cada una de esas almas despertaran con el poder de dar el primer paso para cumplir sus sueños, todos los psiquiatras del mundo se quedarían desempleados. Las prisiones se vaciarían. Las industrias del alcohol y el tabaco se vendrían abajo, junto con las de la comida basura, la cirugía estética, la publicidad, por no nombrar a las compañías farmacéuticas. La violencia doméstica se acabaría, al igual que las adicciones, la obesidad, las migrañas y los problemas de caspa.»
El poder de la intuición

La intuición es esa capacidad misteriosa y fascinante que nos permite entender o saber algo en un instante, sin necesidad de ningún razonamiento lógico directo.

Puede que forme parte de nuestro lado más instintivo, el que se encarga de decidir en una fracción de segundo si lo que estamos por hacer es una buena idea o no, o si hay algo fuera de lo normal que no captamos de forma consciente.

Eckhart Tolle, explica que no siempre podemos confiar en los sentimientos, ya que pueden producir interpretaciones incorrectas de la realidad. Sin embargo la intuición, surge de un estado de presencia, a menudo libre de contaminación negativa como la ira o el miedo.

A la hora de tomar decisiones importantes, osea optar por sí o por no, estoy utilizando una técnica sencilla:

  • Primero evalúo lógicamente. ¿Qué opción está más alineada con mis valores? ¿Que me acercaría mas a donde quiero llegar a largo plazo? ¿Gano más de lo que pierdo?
  • Por otro lado observo que me dice la intuición, que aunque no pueda explicarlo, siempre está claro cuál es la respuesta.

Cuando es un doble si, entonces la respuesta es a lo que sea que esté considerando, de lo contrario es no.

Obviamente esto no vale para cosas como pagar las cuentas, me refiero a cuando puedo decir que no y la decisión depende solo de mi.

Descubrí esta técnica a través de Tim Ferris y me tomé la libertad de modificarla a mi gusto, se llama Whole body yes y aparentemente fue creada por Kathlyn Hendricks.

P.D. Hoy hace 3 años se declaraba la emergencia sanitaria por COVID-19 en Uruguay, agradezco seguir en pie y tener problemas nuevos.

¿En qué carrera te anotaste?

Hay dos formas de correr una maratón, una es competir con los demás, el que llega antes gana.

La otra es competir con uno mismo, para eso, lo único que hay que hacer, que no quiere decir que sea fácil, es mejorar tu propio tiempo.

La primera vez, llegar a la meta o incluso intentarlo, se puede considerar como una victoria personal. Dar lo mejor siempre es más que suficiente.

El problema es correr una maratón como si fueran 100 m llanos, imposible llegar a la meta, mucho menos ganar.

Los objetivos más importantes, los que requieren una visión de largo plazo, se parecen a una maratón. Para llegar a la meta, hay que regular la velocidad, manejar bien las expectativas y disfrutar los entrenamientos.